¿Os acordais de San Salvador de Cantamuda?. José Luis nos envía esta foto. Fijaos que pedazo de cuerpazos. ¿En casa os daban de comer?. Os pongo el mensaje de José Luis porque vale la pena.
"Hola Poncho! Aquel año tu celebrabas la mayoría de edad, y yo 17 recuerdas cuando nos fuimos a la taberna del pueblo y a la vuelta " con cierta euforia acohólica cruzamos el puente con un charco que el agua nos llegaba a las rodillas. Y que decir de la noche de tormenta que pasamos en la discoteca del Hotel Los Arcos jugando a cartas en la pista, o resguardados en los soportales de Santa Columba para luego recoger el equipaje mojado que habíamos dejado en tu garaje y por cierto también se había inundado, casi se nos ahoga el pobre " genaro", que aunque fuera pato- pato que puso huevos y se hizo genara, seguro que en su vida de palmímeda, no olvidaría las aventuras que la hicimos pasar. Y eso sólo fue el inicio de unas vacaciones inolvidables. Pues allí va una fotito de pose de los componentes de la habitación de los guerreros. jajajjaa Un abrazo. José Luis"
Cuando veo esta foto me llegan dos recuerdos: uno de venganza, por la que nos liaron las chicas con el evacuol y otro las sicofonías que hicimos en el cementerio del pueblo.
ResponderEliminarHace poco pasé de nuevo por Cantamuda y ¡no sabeis bien cómo ha cambiado!
jajaa........ aquella jugada del evacuol fue..... escalofriante, sobre todo para algunos.... jajaja...... desde luego nosotros si que éramos peligrosos, porque la idea inicial fue nuestra, eso sí con estricto control médico, pues suministramos la dosis adecuada, aunque nuestra perfidia fué esconder los rollos de papel higiénico y sólamnete dejar útil un baño, que claro como no podía ser de otra manera, estaba en el piso superior para pontenciar los efectos del arma química y así como los leones observan el paso de las gacelas hacia la fuente de aguan, nosotros observábamos el paso de las gacelas al habitáculo liberador mientras las prisas y la fila pontenciaban sus efectos.
ResponderEliminarHay ingenuos de nosotros, ¿acaso no supimos leer el mensaje que la la venganza siempre vuelve multiplicada?
jajaja.......... Juan,Pablo y Luis Javier, sufrieron los efectos de esa revulsiva venganza durante el viaje de regreso.
Yo creo Juan, que sí surgieron las sicofonías, pero no en el cementerio, sino en aquella noche de gritos, esperas y desesperos, y aquellos gritos de congoja cada vez que el autobús tomaba un bache.
Un saludo.
José Luis